El Ayuno y el reparto de energía

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El ayuno es la mejor forma de darle descanso al cuerpo para que canalice toda su energía hacia la desintoxicación, eliminación de desechos y reparación de tejidos enfermos.

La energía que ahorra el organismo al no ingerir ni digerir alimentos la invierte en la curación, guiada siempre por el instinto somático, y el campo de fuerzas formativas que construyen, reparan y regulan al organismo.

Si además durante el ayuno nos tomamos un tiempo para descansar, física y psicológicamente, toda esa energía que no gastamos, es canalizada hacia la renovación y curación de los órganos enfermos.

La salud depende de la armonía en el reparto de fuerzas y energía en el organismo, y de que cada órgano cumpla bien su función, dentro de esa unidad cuerpomente que somos.

Estos son los tres sistemas del reparto de Energía Vital en el organismo humano:




Figura 1. Reparto de la energía en equilibrio en un estado de salud. La energía se encuentra distribuida de forma equilibrada en estos tres sistemas importantes de nuestro organismo.

REPARTO DE ENERGÍA EN ESTADO DE SALUD: LOS TRES SISTEMAS

1.- El Sistema de Nutrición

El Sistema de Nutrición necesita energía para la digestión, absorción y asimilación de los alimentos ingeridos. A través del sistema de nutrición, las sustancias alimenticias ingeridas se metabolizan y preparan, de tal manera, que es posible dirigirlas hacia los distintos órganos que se encargan, a su vez, de incorporar dichas sustancias y hacerlas suyas. De hecho, el ser humano humaniza todo lo que ingiere.

Es importante saber que en el proceso de nutrición no interviene solamente el aparato digestivo (el estómago, el intestino, el hígado y el páncreas), sino que el último proceso de asimilación se lleva a cabo en el interior de cada una de los millones y millones de células de nuestro cuerpo.

Forman también parte del sistema de nutrición, la respiración, mediante la cual nos «alimentamos» del oxígeno y de la energía del aire, así como la circulación sanguínea, que transporta las sustancias nutritivas y el oxígeno necesario para las células.

Sin olvidar tampoco el aporte nutritivo que recibimos del sol y del contacto con la naturaleza: tierra, agua y aire. A partir de los cuatro elementos de la naturaleza nuestro organismo extrae el quinto elemento, la “quintaesencia”, lo destilado a partir de ellos, la Energía Vital.

2.- El Sistema de Relación

El Sistema de Relación es el conjunto de órganos encargados de ponernos en contacto con el mundo exterior (el mundo físico y la naturaleza), y con los demás seres humanos. Está dirigido en gran parte por la voluntad consciente.

Cuando nos movemos, hacemos ejercicio, pensamos, percibimos el mundo con los sentidos, vivimos nuestros sentimientos y emociones, nos comunicamos, hablamos, realizamos un trabajo intelectual, manual o físico, nuestro organismo lleva gran parte de su Energía Vital hacia la función de relación y sus órganos: músculos y huesos (sistema musculoesquelético), cerebro, sistema nervioso y los órganos de los sentidos (estos tres toman parte del polo neurosensorial), y por último el sistema del lenguaje (del hablar y escuchar).

El aparato genital forma parte también del sistema de relación. La sexualidad es una importante forma de relacionarse, especialmente cuando se acompaña de afecto y encuentro con otro ser humano.

Con el sistema de relación nos comunicamos con el mundo y con los demás, por ello cuando no hay energía suficiente para este sistema, tampoco la hay para una relación sexual sana, ni para la menstruación en la mujer.

3.- El Sistema de Eliminación

El tercer gran sistema que necesita un aporte de Energía Vital es el Sistema de Eliminación; formado por los órganos de eliminación:riñones, pulmones, aparato digestivo y piel. Dichos órganos eliminan a través de la orina, del aliento, de la bilis y de la transpiración o sudor.

La función de eliminación es una actividad fundamental para el mantenimiento de una buena salud. El cuerpo humano no está sano si sus células mantienen una gran cantidad de sustancias de desecho y tóxicas. El depósito de sustancias de desecho en nuestro organismo es causa y origen de enfermedad.

Igualmente importante en la desintoxicación y eliminación de toxinas es el tejido linfático, que neutraliza y reconduce muchas sustancias de desecho y tóxicas. Los órganos linfáticos: ganglios, amígdalas, apéndice, bazo y otros, son tejidos que filtran, neutralizan y dirigen las sustancias perjudiciales para la salud hacia los órganos de eliminación.

Ellos son órganos imprescindibles en el sistema inmunitario. La capacidad inmunitaria en el fondo, es la capacidad de distinguir lo que es propio de nuestro organismo y lo que es ajeno y extraño a él. Si lo que entra en el organismo son sustancias nutritivas, agua y aire puro, el sistema inmunitario permite su entrada. Si en cambio es tóxico o perjudicial, lo neutraliza y lo desorganiza. El sistema inmunitario más que un mecanismo de defensa es un sistema de equilibrio (homeostasis).

Tanto para el sistema de nutrición, como hemos visto antes, como para el de eliminación, es necesario el buen funcionamiento del sistema circulatorio (arterias y venas).

A la par del trabajo de eliminación se efectúa el de regeneración y reparación de las zonas afectadas por la intoxicación y la falta de energía, consecuencia de una forma de vida desequilibrada y con poco contacto con los cuatro elementos de la Naturaleza y los demás seres humanos. Guiado por el instinto somático (médico interno), las zonas enfermas se auto-regeneran siempre y cuando haya la energía suficiente para ello.

La falta de una aplicación de los Factores de Salud en nuestra vida es causa de desvitalización y dolencias, incluidas las que se conocen como enfermedades infecciosas, ya que un germen o microorganismo sólo puede germinar si el terreno está “abonado” para ello y eso se produce si las células están llenas de sustancias de desecho y tóxicas, o están desorganizadas o descompuestas. Y los factores de salud más importantes son: alimentación saludable, ayuno, respiración consciente, contacto con la naturaleza, acción y reposo, expresión emocional y sobre todo: ganas de vivir y de ayudar a vivir.

Los procesos de eliminación, “limpieza” y auto-regeneración, se facilitan durante el ayuno (al mantenernos varias horas sin comer), y al dormir o descansar. Es por ello que los procesos de eliminación son más frecuentes durante la mañana: orina oscura, boca seca, lengua blanca y pastosa, mal aliento, nauseas y vómitos (frecuentes en el embarazo), flemas, tos, etc.

Cuando la energía se reparte de forma equilibrada y armónica entre estos tres grandes sistemas, hablamos de salud.

Además de estos tres sistemas, nutrición, relación y eliminación, la energía se necesita para el crecimiento (especialmente en la niñez y la adolescencia), la reproducción (en la época reproductiva) y la regeneración celular (ocurren todas las etapas de la vida, aunque la capacidad de regeneración orgánica o celular sea mayor en la niñez y en la primera parte de la vida).

CUANDO LA ENERGÍA SE CENTRA EN EL SISTEMA DE ELIMINACIÓN: CRISIS DE DESINTOXICACIÓN

En el ámbito de la Medicina Higienista llamamos crisis de desintoxicación a las enfermedades agudas, que tienen como misión principal descargar al cuerpo de sustancias de desecho y tóxicas. El catarro o la gripe se incluyen dentro de dichas crisis desintoxicativas. Las flemas, la mucosidad de la nariz, la orina oscura, el sudor, la fiebre… indican este esfuerzo del cuerpo por “limpiarse”, por sanarse. Verdaderamente, podemos decir, que sanar es sanear.

Durante las llamadas enfermedades infecciosas o inflamatorias, en el organismo se produce primero una desorganización del aparato o sistema correspondiente, y luego surge otro nivel de auto-organización. El organismo antes que nada disuelve (solve) y luego se coagula, a un estado de mayor salud. En los niños se ve fácilmente este proceso porque tras la enfermedad es cuando crecen, estiran, cambian y maduran, también a nivel psicoemocional.

En la crisis de desintoxicación y durante las crisis a las que llamamos enfermedades agudas, se produce un desvío de energía en los sistemas de nutrición y de relación a favor del sistema de eliminación. La Energía Vital del organismo se concentra principalmente en este último sistema para que las sustancias de desecho y tóxicas puedan ser expulsadas y el organismo se auto-regenere.

Es por ello, que con mucha frecuencia durante esas crisis se nos quitan las ganas de comer (falta de apetito) y las ganas de movernos (fatiga); igualmente disminuye la capacidad de pensar y de hablar. Especialmente esto ocurre cuando la crisis de desintoxicación se acompaña de fiebre.




Figura 2. Cuando la energía se centra en el sistema de eliminación no hay energía suficiente para la nutrición y la relación. Esto ocurre en las crisis de desintoxicación o durante la enfermedad crónica. De la misma manera, en el ayuno, cuando no comemos y descansamos, física y psicológicamente, toda la energía se dirige hacia el sistema de eliminación. El ayuno es el camino olvidado hacia la salud.

EL AYUNO Y EL REPARTO DE ENERGÍA HACIA EL SISTEMA DE ELIMINACIÓN

En el ayuno no es necesario que la energía se dirija hacia la digestión y asimilación de las sustancias nutritivas de los alimentos, ya que el cuerpo come de su interior, a plato puesto. Ocurre lo que en fisiología se conoce como autolisis, autodigestión o autofagia.

Esta energía que ahorra el cuerpo en los procesos de digestión, se canaliza hacia el sistema de eliminación, y comienza la expulsión de sustancias de desecho y tóxicas. Posteriormente, guiado por su capacidad de autorregulación y autocuración, el cuerpo comienza a regenerar y curar las zonas afectadas y los tejidos y órganos enfermos. Es el misterio de la auto-curación, o como decían los antiguos “mysterium magnum”; Todo ello guiado por el instinto somático o también llamado capacidad de equilibrio-homeostasis.

El instinto somático es el mismo campo energético activo que modela al hueso que se forma, o el que dirige el proceso de unir las dos zonas de una fractura, o el que regula y modela al cuerpo del niño en sus diferentes fases de crecimiento.

Durante el ayuno la energía se centra en la eliminación de toxinas y en la curación de las zonas afectadas o enfermas. Como vemos en la Figura 2, la energía que no es necesaria en la digestión y asimilación del sistema de nutrición, se dirige hacia el sistema de eliminación y hacia la curación.

De la misma manera, si durante el ayuno descansamos física y anímicamente, toda la energía que ahorramos en el sistema de relación se invierte en el sistema de eliminación.

ECONOMIZAR PARA REDUCIR EL GASTO DE ENERGÍA INNECESARIA

Para que el ayuno sea más efectivo es necesario ahorrar energía, ya que de esa manera se dirigirá hacia la desintoxicación y la curación. Al fin y al cabo, todo el proceso del ayuno es un intento de ahorrar energía en los sistemas de nutrición y de relación, para encauzarlas y concentrarlas en el sistema de eliminación y en los procesos de auto-desintoxicación y auto-renovación.

Hay varios campos en los que podemos ahorrar energía; energía que el instinto somático empleará para desintoxicar, curar y reparar.

Reposo digestivo o ayuno: Cuando no comemos, ahorramos energía y permitimos que ésta se canalice hacia la desintoxicación y la auto-reparación o auto-regeneración de las zonas más necesitadas. De esa manera el ayuno cura todo lo que es curable.

Señala el Dr. Rüdiger Dahlke, que con el ayuno ahorramos un 30% de nuestra capacidad energética, exactamente la proporción que se necesita para llevar a cabo la digestión. Y toda esa energía que se ahorra se canaliza hacia la curación.

Reposo muscular: Si durante el ayuno mantenemos reposo físico, facilitamos que la energía que normalmente gastamos en el movimiento, en la actividad diaria, en el esfuerzo físico, o en el trabajo, se canalice una vez más hacia la eliminación, desintoxicación y curación.

Reposo sensorial: Durante el ayuno es imprescindible mantener la calma, rodeado en lo posible por un entorno agradable.

Si hay reposo sensorial, es decir, silencio exterior y quietud, ayudamos a que el ayuno sea más efectivo, porque la energía se orienta de nuevo hacia los procesos de eliminación y cura. Igualmente necesario que mantengamos un “ayuno de noticias”, para mantener la calma y la quietud mental.

Reposo psicoemocional: Es necesario mantener la confianza en los efectos beneficiosos del ayuno, ya que como ya he dicho en más de una ocasión, con frecuencia parece que la enfermedad empeora y se agudiza para curarse. El desánimo emocional puede ser una dificultad que nos haga dejar el ayuno antes de que pueda hacerse un buen trabajo de desintoxicación y recuperación del organismo.

Reposo térmico: Cuando la persona que ayuna tiene sensación de frío disminuye la actividad autocurativa del organismo; por ello es recomendable mantener una temperatura agradable. Pero ojo, al igual que el frío, el calor en exceso puede ser igualmente perjudicial.

Para mantener el frío alejado durante el ayuno, una bolsa de agua caliente para los pies es uno de los mejores remedios, ya que ayuda a mantenerlos calientes y favorece el estado general de relajación.

Reposo sexual: Quizás el ayuno es un momento para no gastar excesiva energía sexual; de hecho, durante el ayuno, la apetencia sexual suele descender o estar ausente.

En resumen estas son las formas básicas de reposo que nos pueden ayudar en la curación de la enfermedad mientras hacemos un ayuno:

Reposo Digestivo. Ayuno.
Reposo Muscular. Es recomendable descansar, incluso en la cama.
Reposo Sensorial. Calma y silencio. La calma de los sentidos es imprescindible.
Reposo Emocional. Confianza y serenidad.
Reposo Térmico. Mantener una temperatura agradable.
Reposo Sexual. Normalmente no hay mucha actividad sexual en el ayuno.





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Con este artículo damos por terminado la serie sobre el ayuno

Dr. Karmelo Bizkarra Maiztegi

Director Médico del Centro de Salud Vital Zuhaizpe

Autor del libro “El poder curativo del ayuno”