Vitamina D y Covid-19

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Antes de que se conociera la vitamina D, de manera empírica, la medicina naturista utilizaba la “helioterapia” o “baños de sol”, con notables beneficios, especialmente, cuando era indicada como tratamiento para dos enfermedades epidémicas: el raquitismo y la tuberculosis.

Desde su descubrimiento hasta el año 1980 las únicas funciones atribuidas a la Vitamina D eran las relacionadas con el metabolismo de los huesos. A partir de esa fecha sabemos que interviene en otros procesos biológicos, como la regulación de la respuesta inmune.

La vitamina D en realidad no es una vitamina, pues las vitaminas son micronutrientes esenciales, que el organismo, al no tener capacidad de sintetizar, necesita tomar del exterior con los alimentos. Esto no ocurre con la vitamina D, que en un 90% es de producción endógena por lo que sería más correcto considerarla una hormona, que son sustancias químicas producidas por las glándulas endocrinas y que se mueven por el cuerpo a través de la sangre, y cuya función es regular la actividad de un tejido determinado.

Cuando se ingiere con la alimentación, se presenta en dos formas distintas, colecalciferol o vitamina D3, si proviene de alimentos de origen animal y ergocalciferol o vitamina D2, si procede de alimentos vegetales.

Nuestro organismo, produce colecalciferol o vitamina D3, en la piel, mediante la acción de los rayos ultravioleta sobre un derivado del colesterol.

El colecalciferol o VD3, pasa a la circulación sanguínea desde donde llega al hígado y, mediante hidroxilación, se forma la provitamina D que recibe el nombre de 25 hidroxivitamina-D3 o calcidiol que es la forma inactiva,la cual se vierte de nuevo al torrente sanguineo y ésta es la sustancia que medimos cuando nos referimos a los niveles de vitamina D en sangre.

Para su transformación en vitamina D activa o calcitriol, la provitamina o calcidiol tiene que ser hidroxilada de nuevo, lo que ocurre por acción de una enzima, la alfa-hidroxilasa que se encuentra en una amplia variedad de tejidos y tipos celulares.

La vitamina D actúa sobre el ADN del nucleo de la mayoría de las celulas, donde activa y desactiva genes. Se estima que entre 1000 y 3000 genes son modulados por lavitamina D, entre ellos los que regulan el metabolismo del calcio, y más de una docena son responsables de nuestra inmunidad.

El receptor de la vitamina D3 (VDR) está presente en células de diferentes tejidos y del sistema inmune como las células dendríticas, macrófagos y linfocitos T. Y en estas células la vitamina D produce una importante actividad inmunorreguladora. Se sabe que en las células inmunitarias produce dos proteínas con efectos antimicrobianos: la defensina y la catelicidina.

Aunque la inflamación es un mecanismo de defensa, pues favorece la cicatrización y ayuda al sistema inmunitario a combatir infecciones, una respuesta inflamatoria excesiva puede resultar perjudicial.

Varios estudios han demostrado las propiedades antiinflamatorias de la vitamina D, de ahí su importancia en procesos en los que se produce una respuesta inflamatoria excesiva.

Los datos epidemiológicos demuestran una carencia de vitamina D en la mayor parte de la población. Cifras entre 30 y 40 nanogramos por ml de sangre se consideran suficientes para la salud ósea, sin embargo los otros beneficios aportados por la vitamina D necesitan niveles superiores al rango normal establecido.

Vitamina D y Coronavirus.
Para entender la importancia que la vitamina D puede desempeñar en las circunstancias actuales, frente a la COVID -19, tendremos en cuenta los siguientes hechos:
• Partimos de una situación altamente deficitaria.
• La edad es un factor de riesgo de carencia de vitamina D, pues igual que ocurre con otros sistemas, el mecanismo endógeno de producción se hace menos eficaz. Un hecho destacable en esta epidemia es la elevada mortalidad entre los ancianos. Entre las patologías muy prevalentes en estas personas tenemos la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC),que se caracteriza, al igual que en los fumadores, por presentar unos niveles elevados en los pulmones de la enzima convertidora de angiotensina II (ACE-2), que parece ser la enzima que utiliza el virus para penetrar en el pulmón. Niveles que en los exfumadores vuelven a la normalidad, por lo que es un buen motivo para dejar de fumar.
• Cuando se carece de inmunidad humoral específica por no existir contacto previo con un el SRSCOV2 o mediante inmunización artificial por una vacuna, la inmunidad celular, en la que interviene la vitamina D, es el principal mecanismo defensivo.
• Demostrada actividad antimicrobiana de la vitamina D mediante la producción de sustancias como la defensina y la catelicidina.
• Los aspectos de la fisiopatología de la enfermedad que agravan el cuadro, están relacionados con una reacción inflamatoria descontrolada, la llamada “tormenta de citoquinas”. La vitamina D actúa sobre las citoquinas para regular la respuesta inflamatoria.
• Contar con niveles séricos de 25-OH-vitamina D entre 40-60 ng/mL podría ser clave para evitar la hiperinflamación de la COVID-19.
• Numerosos estudios han demostrado que la administración de calcifediol (25-OH-vitamina D) mejora notablemente el pronóstico de la COVID-19 y reduce el riesgo de ingreso en UCI.
• De todo esto se deduce una fácil y eficiente solución: administrar suplementos de vitamina D, en las dosis adecuadas a cada paciente, de manera general, salvo por motivos médicos que lo desaconsejen.Y no olvidemos que la exposición al sol de una amplia zona de nuestro cuerpo, en condiciones fisiológicas normales, durante 20 minutos, puede hacer que sinteticemos 10.000 UI de vitamina D a partir del colesterol. De esta forma tendremos un doble beneficio, elevar los niveles de vitamina D y reducir el exceso de colesterol.

José Luis Espejo Lozano
Médico Especialista en medicina Familiar y Comunitaria
jespejolster@gmail.com